Rakú es una técnica decorativa usada en cerámica que tiene sus orígenes en las civilizaciones japonesa y china.
La combustión de materias orgánicas produce una reacción química entre los gases de la combustión y el oxígeno del horno. Al estar el recipiente cerrado no hay suficiente oxígeno para que se produzca la combustión, así que, el carbono y los gases liberados trataran de buscar oxígeno y lo harán cogiéndolo de los óxidos con los que las piezas cerámicas están decoradas.
El cambio químico que se produce en las piezas debido a la pérdida de oxígeno se denomina "reducción" (Rakú). Las piezas reducidas cambian de color formando una irisación metálica.
El Rakú se debe practicar siguiendo la tradición, es decir, temperaturas entre 750 y 850 ºC, arcilla roja común y arcilla para loza a la que se le añade un 25 o 35% de chamota. Tras realizar las obras y tras su secado se bizcocharán a una temperatura entre 900 y 1000 ºC. Una vez bizcochada la obra y fría se procederá a su barnizado usando barnices con un punto de fusión entre 750 y 850 ºC.
Algunas fórmulas para lograr barnices transparentes para Rakú son:
Fórmula 1:
80% del peso total de minio.
15% del peso de cuarzo.
5% del peso de caolín.
Fórmula 2:
66% del peso total de blanco de plomo.
30% del peso total de cuarzo.
4% del peso total de caolín.
Estas dos fórmulas resultan fáciles de colorear empleando cualquier óxido.
En un horno eléctrico es difícil conseguir una atmósfera reductora por lo que estas condiciones se han de producir fuera del horno cuando las piezas aún están incandescentes. Cuando el horno ha alcanzado una temperatura entre 1000 y 1200 ºC (dependiendo de los materiales que se quieran reducir), se extraen las piezas del horno con unas pinzas de hierro y se entierran en serrín u otra materia orgánica que provoque combustión. Después de unos minutos se produce sobre la pieza una importante combustión se mete la placa en agua fría para paralizar y finalizar la combustión. Posteriormente se limpiarán los residuos y hollines provocados por el fuego.
En la cerámica intervienen muchos factores, en algunos de ellos puede influir el artista (tipo de pasta, secado, temperaturas...), pero otros factores determinantes de una obra no vienen determinados por la elección del artista (tiempo atmosférico, fuego, atmósfera en el interior del horno...). Si una obra cerámica la finalizamos con una técnica Rakú, su imagen final será determinada principalmente por la atmósfera del horno y el azar.
Muy bien pero sus orígenes se ubican en corea.
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